Huejúcar y la boca del lobo
En materia de seguridad no se puede cantar victoria, menos en regiones como la Norte de Jalisco, donde las policías municipales de aquella remota zona, apenas si cuentan con el apoyo de una docena de patrullas de la policía estatal, en ocasiones del ejército o de la guardia nacional, que están más preocupados de lo que ocurre en Zacatecas que en los límites con Jalisco.
La emboscada de la que fueron objeto elementos de la policía municipal de Huejúcar y Santa María de los Ángeles, Jalisco, a manos de sujetos armados que según el reporte policial viajaban en al menos 50 camionetas, demuestra que hace falta hacer más, para decir que se avanza en materia de seguridad.
Esta región, para quienes no la conocen, es muy solitaria, se debe ingresar a Zacatecas para llegar de un municipio de Jalisco a otro. Carreteras y caminos poco transitados, a merced del crimen organizado que pulula sin problema y que de vez en cuando les da por colocar sus retenes delictivos.
Semanas atrás ya se habían denunciado asaltos a automovilistas a quienes despojaban de sus camionetas, pero se echaban la bolita un estado y el otro, y con lo ocurrido la noche y madrugada del miércoles y jueves, queda claro que el problema es mayor a lo que nuestras autoridades piensan. Solo por recordar, en esa carretera y al pasar por Huejúcar, han asesinado y privado de la libertad a jefes policiacos, empresarios, estudiantes y ahora se le suma la emboscada.