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Policía de Jalisco, en el olvido

8 enero, 2025

La policía más antigua de Jalisco, con elementos tipo cuatro por cuatro, que siempre se han entregado a su uniforme, a su corporación y a la gente. Sin embargo, también es la corporación más castigada, olvidada y la que más sacrificios realiza en el desempeño de sus funciones.
Durante años, la policía estatal de Jalisco, aglomerada dentro de la Secretaría de Seguridad, ha existido con los peores sueldos. Al menos en el sexenio anterior, se les hizo creer que sus percepciones irían en aumento, pero estas nunca fueron acordes al sueldo; en cambio, se les ingresaron como una prestación que desapareció al finalizar la administración. Los policías de Zapopan y Guadalajara ganan más y mejor que los policías estatales, y sus horarios de trabajo son más cómodos que los de un policía rural, quien puede pasar semanas fuera de su localidad según lo requiera el servicio, en zonas de alto riesgo.
Para colmo, muchos de los policías estatales tienen un contrato que deben firmar cada tres meses, lo que significa retrasos en sus sueldos, inestabilidad laboral e incertidumbre cada tres meses. ¿Cómo se les puede exigir a estos policías que se entreguen en cuerpo y alma si su trabajo no está asegurado y su percepción es menor a la de policías que no salen de su municipio y tienen horarios y patrullajes definidos?


Muchos de estos comandantes conocen mejor el estado que sus nuevos superiores, comisarios e incluso el mismo secretario de Seguridad. Saben cuáles son los puntos rojos y las zonas de dominio delictivo, y patrullan en camionetas sin protección porque las dos administraciones anteriores decidieron, para ahorrar costos, dejar de blindar patrullas. Esto les retiró la protección que gozaban al patrullar regiones complicadas, las cuales abundan en Jalisco.
Los policías estatales pueden estar foráneos durante 15 días o más, con todo lo que ello conlleva. Aunque ahora hay comandancias regionales, la cantidad de elementos sigue siendo insuficiente para cubrir todo el territorio.
Lo cierto es que a la policía estatal de Jalisco le urgen buenos mandos con conocimiento, mejores sueldos, equipos adecuados y seguros de vida suficientes para proteger a sus familias en caso de una desgracia. Se requieren becas para los hijos, no solo si fallecen, sino también para garantizarles un ingreso directo a escuelas y universidades. Solo así su desempeño será mucho mejor de lo que ya es.
Es urgente contar con buenos mandos: jefes de calle, no de escritorio o radio, que distingan entre un patrullaje municipal y uno estatal. Sobre todo, se necesita el respaldo e incentivo del gobernador Pablo Lemus si realmente desea ser quien brinde el cambio en la policía estatal.

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